FINANZAS PERSONALES Y FINANZAS DEL NEGOCIO
–Juntas pero no revueltas–
Por : Andrés Restrepo B.

El fondeo inicial para la puesta en marcha de cualquier emprendimiento normalmente proviene de dos fuentes. En primera medida, ahorros y créditos personales del emprendedor, y luego vienen las “efes” que comentábamos en otra oportunidad (Family, Friends & Fools). De ahí en adelante, empieza a haber otras fuentes de apalancamiento que implican un manejo más estructurado de las cosas.

Llevar una contabilidad organizada, clara y completa desde que comienza cualquier negocio, es algo a lo que muchas veces no se le da la importancia que tiene y merece. Es algo que suena bastante obvio, puro sentido común, pero sabemos que a veces el sentido común es el menos común de los sentidos. Esto no necesariamente quiere decir que se requiera constituir una sociedad para empezar. Si el negocio lo amerita, vale la pena hacerlo desde el principio; pero si no es el caso, es un paso que se puede dejar para más adelante. Sin embargo, la contabilidad si es primordial desde el día cero, ya sea que el negocio empiece de una vez a través de una sociedad o se desarrolle a título personal.

Una primera razón es que, así como muy seguramente el negocio se empieza a fondear con ahorros y créditos personales, igualmente se pueden empezar a retirar recursos, en la medida que el proyecto avance y lo permita. Ahí es importante tener claro: Esos fondos que se retiran, están saliendo bajo qué concepto? Es el sueldo del emprendedor? Si no es el sueldo del emprendedor, muchas veces –erróneamente– dizque por no castigar con gastos al negocio, entonces son préstamos de la empresa o del negocio al emprendedor? O son un anticipo de utilidades?

Una segunda razón, tiene que ver específicamente con el tema de los créditos personales para fondear el negocio. Si se recurre a esta opción, es fundamental que dichos recursos queden debidamente registrados y contabilizados. Muchas veces por imprevisión o simplemente por los afanes del día a día esto no se hace y luego vienen los inconvenientes. Un ejemplo clásico es realizar compras de inventario o pago de gastos del negocio con tarjetas de crédito personales, transacciones en las que normalmente no se registra ni la compra ni el pago del gasto y la persona si queda con la deuda en su plástico.

Otra arista de los créditos personales para fondear el negocio, especialmente con bancos, tiene que ver con el manejo de esas obligaciones y el cumplimiento en su pago. Si el emprendedor está desarrollando su proyecto a título personal, para la entidad financiera es indiferente la destinación que la persona hizo de los recursos; es decir, si fueron para gastos personales o para desarrollar su negocio, la obligación al final está en cabeza del mismo deudor y es el responsable por su pago.

De otra parte, si se constituyó una sociedad para el desarrollo del proyecto, pero los créditos están en cabeza del emprendedor como persona natural, la empresa no es la que está obligada frente al banco, sigue siendo el emprendedor como persona natural. Si los recursos se destinaron para apalancar el negocio, debería ser el mismo negocio el que genere y produzca los recursos y el flujo de caja suficiente para atender las obligaciones, si esto no se logra, allí normalmente empiezan a aparecer los desfases que terminan generando incumplimientos. Con el agravante de que esos incumplimientos pueden afectar la calificación crediticia del accionista como persona natural y su acceso a recursos con el sistema financiero, generándose un círculo vicioso del cual es difícil salir. Así mismo, es usual que los socios fundadores respalden las obligaciones financieras de la empresa sirviendo como avalistas de los créditos frente al banco, y si ellos como personas naturales caen en una mala calificación crediticia, la que empieza a sufrir las restricciones de acceso a financiación es la empresa, por los problemas en el historial crediticio de sus dueños, así no sean ellos los tomadores directos de la financiación.

Otra razón, tiene que ver con la necesidad de consecución de recursos en la medida que el negocio avance, evolucione y crezca, ya sea vía deuda o vía capital / equity. En cualquiera de los dos casos –deuda o capital–, llevar una contabilidad organizada, permite adelantar dichos procesos de una forma más fluida y expedita. No tener las cuentas claras, hace supremamente difícil cualquier gestión de debida diligencia y, si se logra superar, seguramente va a ser origen de inconvenientes y malos entendidos a corto, mediano o largo plazo, ya sea con nuevos socios, entidades financieras, o, incluso con la administración fiscal.

En conclusión, en el mundo del emprendimiento, las finanzas personales van totalmente de la mano de las finanzas del negocio y viceversa, y por esa misma razón, es clave la claridad en su manejo y fundamental llevar una contabilidad adecuada desde el comienzo. Las cuentas claras y el chocolate espeso.

Hasta la próxima.

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