PROTOTIPADO COMO MODELO DE VALIDACION DE IDEAS DE NEGOCIO
Cuando emprendemos queremos asegurarnos previamente de que
aquello que vamos a lanzar o a ofrecer va a tener aceptación en el mercado y a generar
los resultados financieros deseados. En ocasiones dedicamos importantes
esfuerzos económicos y de tiempo a realizar extensos y completos business plan y a consultar la
aceptación que podría tener un nuevo producto o servicio.
En teoría, el business
plan permite evaluar la viabilidad del proyecto, a la par que las
investigaciones de mercado respaldan la creación y lanzamiento de nuevos
productos y servicios, sin embargo, siempre me he cuestionado sobre la gran
cantidad de productos que han sido lanzados al mercado y que fueron un
desastre. Estoy seguro de que la mayoría de ellos, sobre todo aquellos
provenientes de empresas de consumo masivo y multinacionales dedicaron
presupuestos importantes a factibilidad, investigación y desarrollo antes de
salir al mercado.
Solo por poner un ejemplo, Coca Cola como marca emblemática a
mediados de los ochentas veía cómo su competidor Pepsi estaba tomándole ventaja
en el consumo de sus productos en el segmento joven de la población
estadounidense, y para contrarrestar se atrevió a lanzar la New Coke
arriesgándose incluso a generar un cambio en su formulación luego de casi 100 años
de éxito. El resultado fue contrario al esperado, pues el mercado asumió esto
como una afrenta a una de las bebidas íconos americanas. La reacción inmediata
fue relanzar la Classic Coke retomando de esta manera el liderazgo en su
categoría.
Estoy seguro de que Coca Cola hizo grandes inversiones en
investigación de mercado y testeo antes de lanzar New Coke. Y asumo que dichas
investigaciones arrojaban la viabilidad de la propuesta, pero como vimos, la
realidad fue otra, la cual se ha repetido en innumerables productos. De hecho,
en compañías con una dinámica fuerte de innovación, calculan que
aproximadamente el 10% de los nuevos lanzamientos resultan exitosos. Motivo por
el cual incrementan sus lanzamientos para aumentar la tasa de efectividad, pues
los lanzamientos exitosos pagan la inversión de los fallidos y dejan beneficios
económicos adicionales de corto y largo plazo.
No obstante, mi interés no es escribir en contra de los business plan o de las investigaciones
de mercado, pues hasta perdería varios amigos que se dedican de manera muy
profesional a esos campos, si no que quería poner para la reflexión el
prototipado como modelo de investigación y/o comprobación.
Hay ideas de emprendimiento que es más rápido y eficiente
echarlas a andar y probarlas, que hacer complejos business plan e investigaciones profundas y costosas que pueden
resultar no muy concluyentes. El prototipado es una manera práctica de evaluar
con efectividad la viabilidad de un nuevo producto o servicio. Por supuesto, que
esto depende de la industria y la complejidad del campo en el cual se trabaja,
pero el prototipado permite validar hipótesis a través de permitir a los
usuarios experimentar, analizar e interactuar con un producto o servicio que se
puede presentar a igual o menor escala, detalle, funcionalidad, pero que
resulta representativo a la hora de la evaluación.
Normalmente la palabra prototipo nos lleva a pensar en
objetos complejos, vehículos futurísticos o robots, pero en realidad aplica
para creaciones simples hasta para servicios. Existen diferentes modelos de
prototipado, tales como rápido, alta o baja fidelidad, horizontal o vertical,
reutilizable, entre otros, los cuales pueden ser aplicados desde simples hojas
de papel, maquetas, simuladores, juego de roles, reetiquetado, objetos
inanimados hasta impresión 3D.
Como ejemplo práctico, en DIESTRA, nuestra empresa de
exhibidores y muebles publicitarios, contamos con un área específica de
prototipos en la cual se fabrican piezas lo más cercanas a las que serían
fabricadas en serie. Estas piezas o muebles son evaluadas por los clientes y
nos ayudan a asegurar la efectividad de las mismas previo a su producción
industrial.
Tengo también el caso de un primo, quien es un tremendo
emprendedor y recientemente abrió en Medellín la primera sucursal de una cadena
de cafés llamada Colocho. Tuve oportunidad de asesorarlo en algunos temas de su
negocio y la conclusión más importante a la que llegamos fue que la mejor investigación
de mercado era abrir el primer local con todo lo que ya se había evidenciado
que estaba correctamente definido. Se utilizó un menú provisional tanto de
bebidas como de alimentos. Como consecuencia de la interacción con los clientes
durante el primer mes se hicieron valiosos ajustes de porciones, preparaciones,
presentaciones y servicio, que jamás se hubieran podido concluir con la misma
precisión en una investigación. La ventaja era que echar a andar este primer
prototipo de tienda era en costos tan solo un poco más alto que hacer profesionalmente
las investigaciones y estudios. El resultado ha sido increíble y las personas
se han sentido coparticipes dándoles incluso sentido de pertenencia hacia la
marca.
Para concluir, la inquietud que quiero dejar en emprendedores
y empresarios es que antes de hacer grandes inversiones en investigación, vale
la pena conocer, analizar y considerar el prototipado como una forma eficiente
y práctica de medir la efectividad de una idea. Adicionalmente, que si el
prototipado es suficientemente efectivo y el tamaño de la inversión lo
justifica, podría resultar incluso más concluyente echar a andar la idea,
operarla e ir sobre la marcha puliendo el producto o servicio, a través de
usuarios y clientes reales. Esta nueva tendencia para negocios de riesgo
controlado resulta en ocasiones más efectiva que las investigaciones y los
mismos business plan.
Cierro con la famosa frase de Henry Ford, “si le hubiera
preguntado a mis clientes que querían, ellos hubieran respondido que un caballo
más rápido”.
Comentarios