Dia No 16 - Nuevos Retos del Real Estate - Francisco Obonaga
El desarrollo inmobiliario y en
general el negocio de Real Estate está atravesando un momento de fuertes
cambios disruptivos que lo obligan a repensarse desde su base. La llamada
cuarta revolución, llena de avances tecnológicos, ha definido nuevas dinámicas
de vida en las que los consumidores y usuarios finales -residentes de una
vivienda, empleados en una oficina, compradores en un centro comercial - son
cada vez más exigentes y demandan que sus necesidades, de confort y bienestar,
estén resueltas por lo que pagan.
Este fenómeno es transversal a todos
los usos y está impactando la forma como se estructuran, desarrollan y operan
los proyectos inmobiliarios. Para hacerle frente de manera positiva y rentable
entran en escena dos actores clave: vehículos de inversión institucionales y
operadores inmobiliarios.
Los fondos, como vehículos de
inversión, gestionan efectivamente el mercado de capitales para lograr (1)
Optimización de la inversión gracias a las economías de escala (La rentabilidad
promedio entre 2001 y 2016 en US de los REITs fue del 9% frente a un 8% que
obtuvieron las personas que invirtieron de forma directa), (2) Disminución de
los riesgos gracias a la gestión de los mismos por un profesional financiero y
(3) Transferencia de la operatividad de la administración inmobiliaria a los
gestores.
Por su parte, los operadores se
encargan de la gestión del espacio físico en propiedad de los fondos de
inversión, prestando un servicio de alto valor agregado a través del
conocimiento profundo de las necesidades y expectativas de los usuarios. Por
ejemplo, en el aspecto residencial, se ha incrementado el porcentaje de
personas que viven en arriendo debido a los altos costos asociados a la
adquisición y a que a su vez buscan mayor flexibilidad. En este sentido se
presentan diversos nichos con necesidades distintas: residencias estudiantiles,
“senior housing”, residencias para ejecutivos, vivienda social en renta y
“co-living”. Algunos buscan acceso a una comunidad, otros servicios adicionales
como lavandería y aseo, otros simplemente buscan reducir costos pagando solo
por su habitación y compartiendo zonas comunes amplias con otros usuarios.
En el campo laboral se presenta un
comportamiento similar. Las organizaciones (“Corporate real estate”) buscan
invertir en lo estrictamente relacionado con el objeto de su negocio y liberar
recursos en actividades o activos fuera de su “core” -En Estados Unidos en 2017
el inventario de oficinas fue de 494 millones de m2 de
los cuales el 74% fue en renta y el
5% en “co-workings”. Los co-workings son productos que buscan dar mayor
flexibilidad a las empresas en la forma y tiempo de los contratos de
arrendamiento. También son la opción ideal para los emprendedores que evitan
arrendar una oficina propia por su costo, poca adaptabilidad a los espacios y
rigidez de los contratos tradicionales. Por último, los gastos administrativos
de las empresas se pueden reducir hasta en un 45% debido a la transferencia de
la administración a un operador experto. Barclays, Verizon, Microsoft, IBM son
algunas de las empresas consolidadas que también se han visto atraídas por este
modelo.
Frente a estas tendencias, es
esencial que los desarrolladores y constructores se enfoquen en:
1. Estructurar
proyectos con targets claramente identificados que permitan plasmar en el
diseño las implicaciones de cada una de las necesidades identificadas. A través
de estudios de mercado y estrategias de posicionamiento se logran proyectos
diferenciadores que brindan servicios de alto valor agregado. Para este fin es
importante incorporar operadores especializados en cada nicho de mercado y
profesionales estructuradores con alto conocimiento del mercado.
2. Acelerar
el crecimiento a través de distintas alternativas de capital como los fondos de
inversión inmobiliaria, los fondos de inversión colectiva, los “family
offices”, y otros inversionistas institucionales. Los desarrolladores y
constructores pueden acceder a estos capitales para escalar sus negocios y
desarrollar proyectos de mayores magnitudes. Sin embargo, para acceder a este
capital debe entenderse muy bien los requerimientos de estos fondos y llegar
con proyectos debidamente estructurados y con riesgos medidos.
3. Por
último, la incorporación de tecnología e innovación en la cadena de valor del
desarrollo inmobiliario está facilitando la toma de decisiones en la
estructuración de proyectos y operación de los mismos. Temas como la
implementación y construcción de edificios inteligentes a través del internet
de las cosas y el uso de “data analitics” para entender el comportamiento y
hábitos de consumo de los usuarios están revolucionando la industria de real
estate.
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