Dia No 2 - Crecimiento Económico y Sostenibilidad en Minería - Andrés Barrios

El crecimiento económico se define como el aumento de la renta o valor de bienes y servicios finales producidos por una economía en un periodo de tiempo determinado.  Sin lugar a dudas, esta es una labor que ocupa a las instituciones privadas y públicas, económicas, sociales y políticas de cualquier país.  Adicionalmente, la simple definición se encuentra ampliamente inmersa en la necesidad de desarrollo y progreso de la humanidad.  Sin embargo, las conclusiones y teorías modernas del crecimiento destacan la necesidad de guardar un balance coherente entre la explotación y adecuado mantenimiento de los recursos naturales que garanticen los mejores prospectos para la humanidad con una estrategia a largo plazo que integre políticas de desarrollo sostenible desde el punto de vista económico, social y ecológico.

Si bien llegar a estas conclusiones no ha sido una tarea totalmente evidente, la asociación WWF/Adena demostró que entre la década del 70 y el 2000, las especies de vertebrados en el mundo habían descendido en una media de un 40%, a la vez que las poblaciones de especies terrestres y marinas habían descendido un 30% y las de agua dulce habían sufrido una caída del 50%.  Todo esto sucedía mientras que la demanda y el consumo de recursos naturales renovables se había situado un 20% por encima de lo que la tierra produce y la población había crecido a una tasa del 65%. Así, no solo el ritmo de desapariciones de especies era alarmante, sino que con ese escenario, los expertos concluían que la humanidad necesitará la capacidad biológica de 2.3 planetas como la Tierra en el 2050, consecuencia directa de la creciente demanda de alimentos, fibra, madera, energía y agua.

Ahora bien, se entiende por uso sostenible aquel que permite que la generación presente y las generaciones futuras dispongan de los recursos naturales necesarios para su razonable desarrollo con un determinado grado de bienestar, al tiempo que la Naturaleza dispone de la capacidad necesaria para mantener sus procesos físicos, químicos y biológicos, y todo ello en el contexto científico, tecnológico, económico, social y cultural que exista en cada momento. 


Dentro de los pilares funcionales para enfrentar estos retos encontramos:
1. Sostenibilidad económica: si bien es indispensable para la existencia de una empresa, ya no es suficiente.  Es fundamental trabajar en pro de aumentar el bien humano mientras se garantiza un uso eficiente de todo tipo de recursos.
2. Sostenibilidad social:  esta base social siempre debe estar apoyando y soportando la base económica.  Aquí las buenas prácticas y el estándar reputacional se erigen como bastiones innegociables para cada empresa.
3. Sostenibilidad ecológica:  quizás sea donde se enfocan todos los esfuerzos.  Aquí se intenta fomentar una supervisión responsable de los recursos y el medio ambiente y actuar con prudencia cuando los impactos sean desconocidos o inciertos.
4. Gobernabilidad:  críticamente se define que la democracia representativa debe ser el organismo robusto que garantiza la participación de los entes competentes que representan a la población en la toma de decisiones, estimulando la libre empresa mientras evita una excesiva y peligrosa concentración de poder.

Es cierto que Colombia, que de paso sea dicho es de incipiente vocación minera al ser comparado con otros países a nivel mundial e incluso de la región, ha tenido la fortuna de contar con una gran variedad de recursos naturales que van desde el oro, esmeraldas, hasta el carbón y que han sido de gran aporte a la economía nacional mediante la contribución de regalías e impuestos y la creación de puestos de trabajo directos e indirectos.  Sin embargo, esta industria aún esta en deuda con un correcto estándar para garantizar un crecimiento balanceado, no obstante haber hecho importantes progresos en este sentido.  Al ser Colombia un país rico en biodiversidad y recursos hídricos, siempre se presentará una situación compleja y que es considerada excluyente: o protegemos nuestro medioambiente para preservar los recursos naturales prohibiendo la actividad minera, o permitimos y fomentamos una minería ambientalmente sostenible donde su desarrollo esté unido a mejoras necesarias que permitan que estos grandes proyectos sean la fuente de materiales para el desarrollo vial y de vivienda y sirvan como como base para la construcción de reservorios que  se conviertan en catalizadores en los tiempos de escases y de excesos de lluvias, mitigando de alguna manera las tragedias que a diario venimos viendo en las ultimas décadas

Sin embargo, este es un ejemplo claro de lo polarizante que es este tema para la sociedad e incluso el debate generalmente lleva a posiciones que lo alejan del marco de la sostenibilidad en sí.  Casos como el de la mina “La Colosa” en Cajamarca que después de cancelarse la opción a la empresa privada por parte de una consulta popular, han llevado a considerar si estas decisiones, que llevó a la población local a ser impactada social y económicamente, son tomadas con un equilibrio y transparencia total de los pros y contras para cada caso.

En el país hay áreas con restricción y exclusión ambiental para la actividad minera como los páramos, los Parques Nacionales Naturales, las Reservas Forestales Protectoras, los humedales Ramsar y las zonas de Reserva de la Ley Segunda de 1959.  La cifra de zonas protegidas en el país llega a superar los 40 millones de hectáreas actualmente.  En este punto, el foco no se trata de tomar decisiones a corto plazo que garanticen la entrada de unos pocos recursos contra el deterioro social y ambiental. Es claro que la estrategia y la política deben llevar al país a fortalecer la estructura social para que las inversiones perduren, y de restaurar el hábitat a su estado natural, como hizo Alemania cuando creó espacios de recreación sobre las minas abandonadas o Inglaterra en minas desérticas donde hoy se levantan gigantescos jardines botánicos.

También, la historia nos ha demostrado que la tecnología y marcos regulatorios coherentes y responsables son las fuentes adecuadas para garantizar que se alcancen a cumplir los pilares de sostenibilidad económica, social, ecológica y gobernabilidad.  A través de esos elementos se pueden lograr hitos que logren el balance al que debemos apuntar como sociedad.  Adicionalmente, debemos ser conscientes que en industrias donde se establecen barreras jurídicas muy elevadas que eviten la viabilidad de los proyectos mineros, se crea el ambiente propicio para fomentar la minería ilegal que trae nefastos impactos sociales, ambientales y económicos, creando desbalances infranqueables en el desarrollo futuro del país.

Así, debemos como sociedad permitir crear y trabajar para impulsar las bases sólidas y técnicas que proporcionen el indicado marco para potenciar el crecimiento económico, mientras se alcanzan los objetivos sociales, ambientales y gubernamentales de cualquier sociedad desarrollada.  Este es precisamente el compromiso que las generaciones actuales tenemos con el futuro de las que están por venir.

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